Una patente con futuro
La Flauta de Agua – Je Akayuna cuenta con patente que asegura su originalidad y exclusividad.
No es solo un instrumento musical: es una invención protegida que abre un nuevo camino en la música y la educación.
Actualmente La Universidad de Antioquia, titular de la patente, ofrece el derecho de licenciamiento y comercialización de la Flauta de Agua – Je Akayuna. No se trata solo de fabricar un objeto musical: es acceder a la exclusividad de un diseño protegido, listo para escalar en el mercado musical y educativo., de tal forma que se pueda fabricar, distribuir y escalar su producción.
El mercado global de instrumentos musicales innovadores alcanzó los US$ 51,5 millones en 2025 y podría superar los US$ 67,8 mil millones en 2029 creciendo a un ritmo cercano al 7% anual.
Abre la puerta a nuevas experiencias sonoras y educativas.
simon.castano@udea.edu.co
Mi nombre es Simón Castaño Ramírez, Soy el creador de la Flauta de Agua – Je Akayuna, un instrumento patentado que integra la música contemporánea y recupera herencias sonoras de origen ancestral. Como músico, compositor, productor, docente e investigador radicado en Medellín, Colombia, mis intereses creativos exploran la relación entre los sonidos humanos, los de otras especies vivas y los elementos de la naturaleza.
Desde 2008 me desempeño como profesor asociado en el área de teoría y composición en el Departamento de Música de la Universidad de Antioquia, donde he acompañado procesos de investigación y creación en torno a la innovación musical.
Soy también miembro fundador, compositor, productor e intérprete del proyecto musical Quanta Cordillera (desde 2010), con el que desarrollo propuestas que conectan tradición, experimentación y conciencia ambiental.
La historia de la Flauta de Agua comenzó en 2005, cuando durante mis estudios de maestría en Estados Unidos experimentaba con la relación entre el agua y los instrumentos de viento. En uno de esos ensayos descubrí que, al inundar parcialmente una flauta, aparecían sonidos muy parecidos al canto de las aves.
En ese momento lo viví como algo novedoso, pero con el tiempo comprendí que en realidad estaba retomando una herencia ancestral: los instrumentos latinoamericanos de origen prehispánico que ya utilizaban el agua como parte de sus mecanismos sonoros. Ese reconocimiento me animó a seguir explorando cómo integrar de manera estable y versátil la fluidez del agua dentro de un instrumento musical contemporáneo.
Al regresar a Colombia, me dediqué a construir diferentes versiones de la flauta. Poco a poco fui incorporando mecanismos como el émbolo y la campana-embudo, que permitieron controlar el nivel del agua con precisión, evitar que se derramara y, al mismo tiempo, producir glissandos continuos, escalas microtonales y sonoridades burbujeantes que no existían en otros instrumentos. Así logré superar limitaciones técnicas presentes en flautas de agua anteriores y dar forma a un instrumento estable y con gran potencial sonoro.
En 2020, la Flauta de Agua recibió una patente a través de la Universidad de Antioquia y su grupo de investigación Músicas Regionales. Con esta patente se reconoció oficialmente la originalidad de la invención. Hoy la llamo Je Akayuna, que significa “armonía de las aguas”. Este es un término de la lengua Iku (Arhuaca); cultura originaria de la Sierra Nevada de Santa Marta, en el norte de Colombia.
Este instrumento no solo es una creación musical, sino que también puede ser una manera de reconectar a los seres humanos con su naturaleza y abrir nuevas posibilidades creativas para intérpretes, educadores y músicos.
La flauta de agua surge en un momento en el que la humanidad enfrenta profundas crisis ambientales y sociales. Hoy somos cada vez más conscientes de que no podemos seguir entendiendo a la naturaleza como algo separado de nosotros.
Este instrumento propone otra manera de escuchar y de relacionarnos con nuestro entorno: no solo reproduce notas musicales, también integra sonoridades que recuerdan a aves, insectos o anfibios, recordándonos que compartimos el planeta con muchas otras formas de vida.
Su importancia radica en que abre un espacio para cuestionar las divisiones tradicionales entre cultura y naturaleza, o entre lo humano y lo demás. Al incorporar las vocalizaciones de otras especies como parte esencial de sus sonoridades, la Flauta de Agua nos invita a reconocer que aquello que solemos llamar “recursos” también tienen una voz y pueden ser parte de la creación musical. Así, el instrumento se convierte en un puente entre la tradición y la innovación, entre la técnica musical y la necesidad urgente de nuevas formas de conciencia ambiental.